Hoy comienzo a escribir este blog, porque ya no aguanto más. Estoy viendo como la ciudad va cambiando, y si fuera a mejor, no pasaría nada. Pero el tema es que día a día, veo como los políticos que nos gobiernan ceden el poder que les ha concedido la ciudadanía a las constructoras.
Esta mañana, paseando por la nueva zona de la Azucarera, he visto que la ya decapitada azucarera, está siendo machacada con un paredón de cemento, que oculta lo poco que quedaba de la antigua fábrica. Ya cuando empezaron a surgir como setas los edificios de la zona, se cargaron la parte más interesante, engañándonos y diciéndonos que lo que dejaban era la zona más antigua. Los que conocían la fábrica saben que no es cierto, y que en los tiempos en los que se construyó, la moda era extenderse y no construir para arriba. La zona derribada estaba hecha con piedra y no con ladrillos como lo que han dejado.
En su afán por crear un espacio para los jóvenes el edificio ha desarrollado una visera, cuan gorra de adolescente. No obstante, esta "visera" descomunal, invade la calle por donde hasta hace poco, pasaba el tráfico. Ahora, ni siquiera hay espacio para algo más que un coche.
¿Van a dejar la calle peatonal? O sacrificaremos una de las chimeneas para dejar paso a los vehículos de mayor altura? Total, si lo justificamos de la misma forma que se justificó el derribo del palacete del s.XIX de plaza Aragón... (está fuera de contexto) quizás las constructoras, hagan de las suyas. Para eso son los dueños.
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